Artículos de Ciclismo

España es un país con un buen clima que nos anima a coger la bicicleta. Ya sea como método de transporte o como actividad deportiva, la bicicleta supone todo beneficios. No contamina, es rápida y nos hace mantenernos en forma.

Como todos sabemos, los frenos son una de las partes más importantes de nuestra bicicleta. Mejora nuestro rendimiento y nuestra seguridad, por eso se recomienda siempre tenerlos a punto, para evitar disgustos.

Existen varios tipos de frenos, entre los que cabría destacar los frenos hidráulicos con disco, que son los más comunes en bicicletas de montaña y que ofrecen una potencia y un rendimiento excelentes, pero que necesitan una cierta atención que supone cambiar las pastillas de frenado cuando sea necesario.

Para que no te compliques y tengas algo de información, hemos recogido todo aquello que tienes que saber para que los frenos de tu bici estén siempre a punto.

Cada vez que tenemos frenos nuevos, tanto estos como nuestra bicicleta deben pasar un proceso de adaptación. Así que si, al principio, notas que tus frenos nuevos no tienen potencia de frenado ¡no te preocupes! Pruébalos en un lugar amplio y seguro, y si tiene algo de pendiente aún mejor. Las pastillas deben acoplarse al disco para que el rendimiento sea óptimo. Las primeras veces, trátalos con tacto. No aprietes bruscamente y deja que el calor vaya haciendo efecto en tus frenos nuevos. Frena unas 5 o 6 veces de manera suave y prolongada antes de pasar a la acción y frenar con más fuerza otras 5 o 6 veces.

Con el tiempo las pastillas irán degradándose y perderán la capacidad de frenado. Este es el momento en el que tenemos que cambiar las pastillas antiguas y poner unas nuevas. Para ver el estado de nuestras pastillas, debemos observar el grosor que les queda, para lo que podemos ayudarnos de una linterna. Si nuestros frenos no nos permiten ver su desgaste con la ayuda de un poco de luz, veremos que necesitan un cambio de pastillas al notar la pérdida de capacidad de frenado o escuchando un ligero chirrido que nos señalará que los discos están empezando a rayarse. ¡Es el momento de cambiar nuestros frenos!

Cada vez que estrenamos frenos o cambiamos nuestras pastillas, se corre el riesgo de que se cristalicen. La cristalización de nuestros frenos o pastillas se produce cuando se ha formado una película del mismo material de la pastilla o el freno, pero cristalizada por el calor o por algún otro factor externo. De esta forma, los discos pueden rozar o sufrir algún daño que reducirá la potencia de frenado. ¿La mejor manera de evitar la cristalización? Compra un papel de lija fino, desmonta las pastillas y líjalas muy suavemente para que la película cristalizada desaparezca.

Según vayamos usando nuestra bicicleta y nuestros frenos, se puede dar la situación de que los discos se descentren, provocando un sonido muy molesto. La potencia de frenado se mantendrá intacta, pero el ruido puede llegar a ser muy molesto y se puede evitar de una manera rápida y sencilla. Con una llave aflojamos los dos allens de la pinza, sin llegar a desenroscar del todo, luego rodaremos y apretaremos el freno al máximo. Repetimos el proceso dos o tres veces hasta que veamos que la pinza se mueve. Con el último apretón, mantenemos la maneta sin soltarla y apretamos los dos allens que habíamos aflojado.